Cuando en la cultura occidental hablamos de inteligencia, en términos generales nos referimos a la inteligencia académica o mental, es decir, a la facilidad para recolectar y evocar información, resolver procesos lógicos y desarrollarse profesionalmente.
Sin embargo, la inteligencia mental no es el único tipo de inteligencia que una persona puede desarrollar, y no es inusual encontrarse con una persona supuestamente inteligente que constantemente toma pobres decisiones de vida.
Para el desarrollo personal, la inteligencia espiritual es tanto o más necesaria que la inteligencia mental. Pero qué significa ser espiritualmente inteligente? Hoy veremos la diferencia entre estas dos inteligencias, y los desbalances que ocurren cuando ambas están desequilibradas.